lunes, 24 de mayo de 2010

Por que me dedico a mostrear

Noches de vomito y afición por la avena hecha bolas durante nueve meses fueron el preámbulo para la madrugada del tres de diciembre de 1978 en la ciudad de México donde después de 12 horas de llanto y una lucha que se imaginaba interminable para mi madre concluyeron con mi nacimiento gracias a la ayuda de unas tenazas de acero quirúrgico que, tomándome por la cabeza de manera magistral, pues la deformación craneal que me provoco al menos fue simétrica, hicieron por primera vez que el aire entrara a mis pulmones y fuera infectado por el virus de la vida. La convivencia infantil con mi abuelo materno, un hombre sencillo de Pungarabato, Guerrero orgulloso de ser descendiente de Hermenegildo Galeana (¿Será que de ahí me viene el gusto por los navíos, el mar y los bucaneros?) me marco profundamente con premisas que siguen vigente en mi vida, siendo la afición a la lectura de sus herencias la más grande. Uno de los recuerdos más antiguos que tengo es que alrededor de los cinco años un “cacaro” de la colonia donde vivía comenzó a proyectar películas en el jardín principal, una de ellas TIBURON, sembrando en mi la semilla del gusto por el cine siendo mi madre quien la fertilizara al llevarme a ver películas de manera constante sin importar que aun no desarrollara las habilidades para leer, no era necesario, ella me contaba al oído toda la trama. La primaria llego y con ella el tiempo de empezar a identificarme con algunos personajes que se convirtieron en mis primeros ídolos infantiles, Michael Mayers de la película Halloween y Freedy Kruguer de la película Pesadilla en la calle del infierno eran sus nombres, una vez más mi madre fomentaba lo que ella creía seria un fenómeno pasajero y me disfrazaba de ambos personajes. Alrededor de los once años un accidente me marcaria de manera notable, al ser el menor de tres hermanos tenía que cumplir la función biológica de insoportable, al menos para mi hermana y una tarde al entrar a su cuarto a utilizar el en ese entonces moderno sistema de video casero BETA encontré un video con su nombre escrito en la etiqueta y al colocarlo dentro del reproductor el televisor se llenos de unas imágenes fantasmales y una música melancólica inundo la habitación, un hombre con los ojos y la boca negros con una pijama a rayas y una maraña de pelos sobre su cabeza mostraba dos pares de cada extremidad del cuerpo y después fue devorado por una araña gigante mientras una banda de guerra inglesa del siglo XVI musicalizaban la escena. Estas imágenes vagaban en mi cabeza y fue mientras en las visitas al centro comercial donde mi madre surtía la despensa de los artículos que mi padre no vendía en sus tiendas de abarrotes que se definió por mero accidente mi afición al dibujo y a los monstruos. En la sección de música me acercaba a ver los discos LP que por el tamaño de sus empaques uno podía apreciar las portadas en toda su esplendor y ahí alrededor de los 11 años comencé mi colección de portadas lo cual desembocaría no solo en un insaciable apetito visual si no en una melomanía crónica. Sigo padeciendo de ambas enfermedades. El primer disco que compre era un hombre sin piernas flotando en un mar de hielo, el grupo IRON MAIDEN años después el aburrimiento me llevo no solo a copiar las portadas si no que puse uno de los discos y descubrí que la música que contenía era igual de chingona que los exteriores. En esta misma época un viaje a casa de mis tíos en la ciudad de Morelia dejaría nuevas cicatrices que aseguro son las culpables de que me gusten los cuetes y los temas relacionados con la muerte. El transcurso de la ciudad de México a Morelia fue marcado por los padecimientos de mi perico quien a los dos días de llegar a casa de mis tíos la mascota familiar muere. La tristeza de esa pérdida fue aminorada al anochecer de ese día al casi ser arrollado por un torito de cuetes en el centro de la ciudad y una mezcla de alegría eufórica y miedo hizo que me olvidara de el ave pero la muerte hizo su presencia nuevamente al anunciarnos la partida de mi abuelo materno mas no recuerdo haber sufrido esta perdida, recuerdo que la familia se reunió y nos juntamos todos los primos y se organizo sin querer como sucede en la mayoría de los funerales de la gente mayor una pequeña fiesta como digo yo para celebrar la vida del muerto. Pues es en los funerales donde además de reactivar algunos lazos familiares se recuerda todo aquello que “el festejado” hizo en vida. La fiesta termino cuando un primo y yo fuimos sorprendidos haciéndole al muertito en los elevadores de la casa funeral donde velábamos a mi abuelo. Todo eso sucedió en noviembre del 90. Durante la primaria fui inscrito en una escuela marista donde por “bien portado” fui confinado a cuidar varios sitios de la escuela pero el importante y trascendental fue el confinamiento en las bibliotecas del instituto. Utilizo la palabra confinamiento pues se me envió a las bibliotecas como castigo, ahí la ociosidad me hizo explorar todos los rincones de la biblioteca y encontrar un sótanos donde se encontraban todos los mapas de diferentes partes del mundo, además que las bibliotecarias me consentían y facilitaban los materiales, los padrecitos se dieron cuenta que su castigo no era tal y me llevaron desde aquel momento a la biblioteca infantil donde ahí si nadie haría llevadero mi dolor. Una ves mas la ociosidad y el silencio fueron el catalizador perfecto para que lo heredado de mi abuelo por fin tomara forma y tome el primer libro que leí, El Principito (como olvidar el mundo tan pequeño que solo cavia el trono del rey o el sombrero que era un elefante en una víbora) y ahí fue cuando descubrí que en mi cabeza las letras se convertían en imágenes. Ahí al convivir con libros mapas antiguos y sacerdotes que solo se dedicaban a leer es que estuve convencido de dedicar mi vida al sacerdocio, pensaba: “cuando crezca yo quiero ser padre para que me paguen por leer.” Ahora me dedico a las arte gráficas y el tiempo se presta para no dejar de lado todas mis otras pasiones como el cine, el arte y los libros. Ahora como diría luis royo “yo solo vomito todo lo que me he comido durante todos los años que he vivido.” Sobre la historia del corazón. Ya para eso hay muchos textos.

El primer video de the cure que vivi.

La primer cancion de IRON MAIDEN que vivi.